Por: Catalina Santos a.k.a. MiaHush @miahush

¿Qué es música? ¿Qué es ruido? ¿Hace falta definirlo? ¿Y si la mente no los separa?

Escucho la obra sonora Anatema de Humberto Polar. Escucho profundidad, ambientes que respiran y van mutando con naturalidad. Entre luz y oscuridad, momentos de calma y desesperación, agotamiento y satisfacción. Cada artista refleja en su arte su interior. La abstracción es un hermoso poema; aquí más que canciones se comparten estados, momentos, una experiencia sensorial.

Es como subirse a una barca que navega sola y te lleva entre la bruma a descubrir mundos desconocidos en los que las frecuencias definen los momentos. No siempre es fácil, a veces es denso y angustioso, los sonidos generan sensaciones en el cuerpo y no siempre son plácidas. Es un buen reflejo de la realidad. Sutil, como la oscilación circular en la eterna espiral de la existencia.

Encuentro fascinante la exploración de texturas sonoras en este disco que combina diferentes tipos de sonidos con diferentes fuentes, instrumentos o impulsos eléctricos y electrónicos. En lugar de una claridad armónica hay una especie de coherencia entre consonancias y disonancias cumpliendo su propósito dentro de un contexto ambiental y bastante experimental. Aunque en general me lleva a sensaciones muy etéreas en cuanto a la materia o plasticidad de los sonidos, es perceptible una atmósfera fría, industrial y metálica en un espacio inmenso. ¡El verdadero Ambient!

Personalmente, disfruto mucho cuando lo que escucho no me deja pensar en nada. No es frecuente que la mente haga silencio, salvo con el ejercicio de la meditación si eso, mas existen experiencias sonoras como esta, que son tan particulares a nuestros oídos y a nuestro cerebro, que los atrapan totalmente, exigen atención, se apoderan de ti para llevarte en un viaje en el que, como cuando estás siendo arrastrado por un río, fluyes mejor al relajarte, dejarte sorprender y disfrutar.

Este tipo de propuestas retan a quien escucha a no generar juicios estéticos o técnicos, considero que eso es un ejercicio de gran valor para la mente y en consecuencia, para el ser: conocer sin juzgar, escuchar sin responder, sólo recibir, sentir, contemplar. Hay cosas que no se pueden entender con el pensamiento, hay cosas que sólo se pueden comprender a partir de los sentidos y la experiencia.

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