Por equipo de zonagirante.com @zonagirante
La Brígida Orquesta – Canciones Sepia
La banda sonora de esta hipotética película, compilada en cuarto cortes y apenas 16 minutos de duración, comienza con la preciosa voz de Ana Tijoux cantando en francés (invitada especial), mientras, desde el comienzo, imaginamos que este catálogo de tonadas hara parte de una canción urbana de otoño austral, quizás inspirada en filmes de finales de los cincuentas, principios de los sesenta, historias citadinas contadas por Godard o Truffaut. De repente, entra el flow del MC de la orquesta, y la elegancia se moderniza, se traslada a nuestros barrios, sin perder el estilo, sin desalentar la melancolía inicial ni disimular el aroma climática de la época que imaginamos. Esto es jazz con referencias de hace seis o siete décadas, combinado con hip hop nostálgico, perfecto para un día lluvioso. Es lenta vibración, animada con pianos Rhodes, y bronces y latones que se vuelven sueño de atardecer, y la rima completa el panorama de una realidad que puede haber sido vivida a mitad del siglo pasado o en en este mismo instante en Santiago de Chile, o en cualquier ciudad que conozcamos, donde aún hay ánimo de amor y de deshacer la rabia vigente.
Goma Elefante – Doces e Ácidos
Es hora de divertirse, subir el volumen hasta el tope, y saltar por toda la casa de manera desvergonzada, como si nos hubiéramos ganado la lotería, o porque, simplemente, nos invadió las ganas de joder al vecino quisquilloso que siempre se queja del ruido de nuestro estéreo. Este cuarteto, que tiene al frente a la bellísima Letz, quien canta con una sonrisa que marca las notas, nos recuerda el desenfado de agrupaciones clásicas como B 52´s o The Go-Go´s, pero con un insospechado humor tropical, una alegría que solo puede vivir en este lado del mundo. Y si, esto es un punk pop más crudo, más lo-fi, pero eso, al contrario de lo esperado, nos enamora aún más. Esta banda paulista es una prueba más de todo lo que nos estamos perdiendo de ese gran gigante que tenemos al lado llamado Brasil, un amigable monstruo festivo que dentro de sus fronteras puede contener el mejor portafolio musical del continente y aún no nos hemos dado cuenta de ello.
Chechi de Marcos – Esperanza/Nunca te vayas de casa
¿Ya saltó suficiente? Ahora descanse, acuéstese y use sus audífonos para alejarse de todo lo que hasta hace un par de minutos vivió, y vuelva a la añoranza, de una forma muy personal. Son apenas dos canciones, pero quizás le ocurra lo que nos pasó a nosotros: no podemos dejar de escuchar a la argentina Chechi de Marcos, y más cuando suena Nunca te vayas de casa. Si, si usted tiene el corazón helado, puede decir que ésta es la típica canción de amor y abandono que suena en el indie folk de estos tiempos, pero no, aquí hay una belleza particular. Comencemos con la voz y los textos de De Marcos. Es una voz tierna, muy tierna, con una personalidad arrolladora, que sabe contar pedazos de su vida en pocos minutos, atrapándonos con su dramatismo elegante y encantador. Además, al principio puede parecer que todo esto es una producción simple, sin mayores riesgos, pero la sencillez aparente confunde, y después de oir varias veces cada tonada, comenzamos a disfrutar los detalles que hay detrás, la brillante instrumentación que sostiene todo el proyecto, el fino doblaje vocal usando el vocoder, la mezcla cuidadosa de todo el entorno. Apenas si llega a completar seis minutos de audición, pero aquí está una de las mejores producciones que hemos escuchado este año.