Por José Gandour @zonagirante

De manera imaginaria (y auditiva) volamos sobre el océano Atlántico para hallar, a la hora de aterrizar, lo que hacen algunas compatriotas continentales en materia músical del otro lado del charco. Y la verdad tenemos dos grandes ejemplos de arte divertido, estimulante y diferente. Dos álbumes que rompen la rutina, de producción impecable y que pueden ser candidatos a ser nombrados entre lo mejor de este año. Comencemos:

The CourettesThe soul of… The fabulous Courettes

Aquí se da la curiosa simbiosis entre Flavia (brasileña, guitarra y voz, anteriormente en Autoramas) y el batería de origen danés Martin Couri. Se juntan y terminan haciendo un feliz retorno a las texturas sonoras de los años 60´s, esa mezcla revitalizante de r&b, garage rock, blues, surf, los recuerdos del trabajo del infame pero inolvidable  Phil Spector, memorias de Motown y pizcas del más tierno punk que se aloja en alguna de nuestras neuronas. Es el regreso emocionante por la pareja menos esperada a la mejor estética de Carnaby Street, la calle peatonal de Londres que se hizo famosa hace sesenta años por sus tiendas de ropa y por ser el punto de reunión de los seguidores del estilo Mod y de grupos musicales como The Beatles y los Stones. The Soul of… es un compilado maravilloso de 13 canciones que recupera adecuada y firmemente una época de elegancia resonante que trae su propia alegría y representa una época de rebeldía estética y social de la cual muchas veces nos olvidamos de manera deshonrosa y que viene bien, sin olvidarnos del presente, volver a vivir a nuestro modo. Este nuevo LP ha sido lanzado a través del mítico sello inglés Damaged Goods Records, cuyos mejores momentos se pueden escuchar en tonadas como Shake!, Boom Boom Boom, California y Keep dancing. Con The Courettes podemos tener una especie de nostalgia ficción, rememorando una notable era donde la distinción y el buen gusto se atrevieron a romper moldes caducos y desestabilizar el sistema, tal como se le conocía en aquel entonces.

Carolina Donati Me fui de fiesta

Hagamos el traslado sonoro y ahora vayamos a ambientes más pop. Dejémonos arrullar por la particular voz de esta compositora, cantante y guitarrista de Buenos Aires, ahora residente en Madrid, España. Este es un disco que, sin arrebatos extremos, va cautivando con los detalles que van construyendo cualquiera de sus ocho canciones, hecho con una particular ternura que va narrando historias íntimas, inseguridades personales y despechos que cualquiera de nosotros podría entender. Es un álbum personal, pero que buena parte de la audiencia podrá entender de inmediato. Igual, todo inicia con dos grabaciones (Me fui de la fiesta y Locura), muy adecuadas para iniciar cualquier noche de viernes, para abrir las ventanas del auto y sacar la cabeza para alentar los desquicios del fin de semana, desplegando la cortina de las sorpresas de la noche de cualquier gran ciudad que conozcamos. 

En medio de la incertidumbre que puede transmitir el texto, Donati, teniendo de sostén una construcción instrumental estilizada y finamente elaborada, reside una buena dosis de aliento, quizás esperando que, ante cualquier posible desastre por venir, es mejor pensar que vienen tiempos mejores:

Vámonos a dormir
no lo pienses de mas
prometo que no puede salir mal
No se programa el amor
no se puede evitar el dolor
mañana mejor
me quedo hasta el final

En fin, este es un bonito álbum, una pieza discográfica que vale la pena conocer y disfrutar. ¿Los mejores momentos? Las tonadas que abren el álbum,  Hasta el final y el corte último, Corazón. Oigán estos apenas diecisiete minutos de afecto en estéreo, pasarán un buen rato, se los aseguro. 

 

 

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