Por José Gandour @gandour Fotos archivo Lido Pimienta

Arranquemos diciendo algo que puede sonar exagerado, pero acudo al privilegio del uso de adjetivos grandilocuentes que tienen los cronistas musicales cuando se encuentran con una joya sonora de este tipo, como es Miss Colombia, el último disco de Lido Pimienta: Este puede ser si no el mejor, uno de los más notables álbumes hechos por cualquier artista de origen colombiano en los últimos años. Ahora el cronista debe hacerse responsable de sus palabras y justificar dicha admiración ante sus lectores. Y empiezo con una frase que sólo he usado una vez antes en esta página, más exactamente cuando describía lo que producía en mi escuchar algunas de las canciones de los dos primeros discos de la española Rosalía: Aquí hay una preciosura tan poderosa que duele, y más exactamente en la boca del estómago, que es donde más conmueve la belleza resonante. 

Lido Pimienta, música procedente de la costa Atlántica  y quien, desde hace varios años reside en Canadá, es una cantaora del siglo veintíuno, una mujer que sabe usar la herencia vocal de sus antecesoras de la región, pero que logra evolucionar su estilo más allá de las marcas tradicionales e integrarse a los gustos populares contemporáneos. Lido tiene sobre su espalda el peso del Caribe colombiano y vuelve a sus raíces con sumo respeto, pero el deseo profundo de darle la siguiente vuelta a la fusión de este tipo de ritmos con la tecnología actual. Y parte de un concepto esencial: en lugar de llegar y sobrecargar cada grabación que incluye en este álbum, le da más margen a cada sonido para que se expanda y ocupe su verdadero espacio, relacionándose de una manera más elegante con el silencio. Mientras otras grabaciones donde se logra este tipo de mestizaje por momentos están demasiado llenas, porque buscan sacudir al oyente, forzándolo al baile, lo hecho por Lido se relaciona con el vacío, ese que apenas ocupa por momentos con las reverberaciones sobre su voz y con pocos instrumentos, consiguiendo un impacto más emocional en la audiencia. Este es un álbum para escuchar inicialmente a solas, con audífonos, para dejarse arrastrar por lo enternecedor, por lo directo, por lo turbador. Este es material para sorprenderse repitiendo las exquisitas variaciones melódicas de canciones como Eso que tu haces, Te quería o Coming Thru y, quizás, para dejarse atrapar por la lágrima que puede aparecer sobre la mejilla, una lágrima necesaria y sanadora. 

Un detalle de fina coquetería, que establece claramente que LIdo Pimienta no es una turista en territorio extraño: Aquí la artista le abre el micrófono a Rafael Cassiani Cassiani, del Sexteto Tabalá, para que nos ponga en contexto y, como si fuera necesario, nos confirme la autenticidad de la obra, y luego cantar con Pimienta y su agrupación, en una interpretación grabada de manera cruda, Quiero que me salves. 

En fin, aquí expongo mi caso: Miss Colombia es una producción espléndida, palpitante, digna de quedar por mucho tiempo en la memoria de aquellos que aprecian la buena música del hemisferio. Insisto, uno de los mejores discos que he podido escuchar en lo que va de este siglo por estos lados. 

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