Por José Gandour @gandour  Fotos archivo Moplo

No puedo imaginar sus conciertos. Si son así de cortos como su nuevo disco, Moplo podría estar rompiendo un record Guinness. El tema más largo de su nuevo álbum, Estado mental constante, llamado Fabrica de jeans, no pasa el minuto y veintiocho segundos. Su sonido, además, podría ser considerado Lo-fi, y estoy seguro que si hubieran grabado en los sesenta, se hubieran conformado con las técnicas monofónicas. Esta agrupación, definitivamente, no se complica la vida y da cauce a su arte en formato de pequeñas pastillas que aceleran en cortos, muy cortos, períodos, el pedacito punk que sobrevive en nuestros corazones. 

Este trío chileno, el último descubrimiento  del ya clásico sello independiente Algo Records, pone a disposición de la audiencia minúsculos pero interesantes episodios que suenan como electroshocks, ráfagas de altísima velocidad que parecen acelerados tratamientos contra el stress y la modorra hechos desde un garaje santiaguino. Lo construido por Moplo, que puede ser escuchado varias veces en una simple hora, se resume en tonadas de dos o tres frases que lucen como lemas publicitarios anarquistas y que juntos, organizados tal cual están en el listado de las plataformas digitales, se oyen como el paso de un tren en una montaña rusa que parece siempre a punto de descarrilar, pero que llega firme al final de trayecto.  Estado mental constante, tómelo así, amable lector, es como once inyecciones de adrenalina adolescente, que se presentan para contradecir toda la sofisticación resonante de las grabaciones de hoy y confirmar que la rebeldía musical se puede presentar en escupitajos de corto calibre y aún así producir el suficiente daño y emoción en el oyente disconforme que busca nuevas alternativas al tedio de hoy.