Por José Gandour @gandour

Se los había advertido en la última nota sobre Dafne Castañeda: En Perú está surgiendo una veta musical de sonidos contemporáneos que promete y pide ser atendida por aquellos interesados en la renovación sonora independiente. Los peruanos mismos no se la creen todavía, quizás (y aquí la especulación es sólo responsabilidad mía) es porque en medio de la pandemia es muy difícil confirmar el crecimiento de una escena que no se manifiesta con conciertos ni presentaciones, y porque, a pesar de la multitud de publicaciones en las plataformas digitales que confirman la calidad de los nuevos proyectos, los más pesimistas pueden creer que todo hace parte de una moda efímera que se ha expresado para contrariar las presentes calamidades. Yo, igual, sigo sorprendido, porque en medio de las discusiones y el desasosiego que se siente en la conversación que tengo con mis contactos de Lima y alrededores, en los últimos meses me he encontrado frecuentemente con propuestas de contenido precioso, de una sensibilidad única y con un sonido e identidad propia, que, en momentos en que necesitamos música que nos renueve el catálogo de esperanzas, todo esto se vuelve en un oasis apenas visto en el continente. Asumo las posibles exageraciones, pero ese sentimiento se renueva cuando escucho ¡Que chille!, nuevo álbum de Flamenco Inflable.

En este punto de la reseña me veo en la obligación de aclarar algo personal: Yo fácilmente de enamoro de las voces demasiado particulares. Voces con timbres especiales que uno sabe que distinguirá en cualquier parte, que ya, al ser emitidas, llaman de inmediato la atención y de inmediato habrá más de un horrorizado que no podrá aceptar que uno adore esas entonaciones. Aquí tenemos el caso de Maya Endo. La joven cantante de este cuarteto tiene muchas peculiaridades en su interpretación. Es una voz rasgada, arenosa, que sube a llamativos tonos agudos, y por momentos evita los seseos, recordando por instantes algunas maneras del cante jondo. Pero lo más importante de su interpretación vocal es que expresa y transmite inmediatamente lo que realmente siente. Se percibe dolor, desespero, euforia, celebración y eso, estoy seguro, contagia de inmediato a la posible audiencia que los atiende. No es fácil que eso se repita en cada artista,: Es, con tanta prevención cultural que vivimos, casi que improbable.

¿A qué suena Flamenco Inflable? Es una agrupación de influencias eclécticas. Hay momentos tipo Radiohead, otros cercanos a la balada española de los años setenta; en algunos pasajes de sus tonadas se siente cercanía a lo hecho por sus compatriotas de Kanaku y el Tigre, y en la parte guitarrera se respira psicodelia, algo de lejano funk y una distorsión elegante que alcanza a elevar el ánimo al movimiento más frenético. ¡Que chille! es un disco de contrastes, de momentos suaves con ukelele al frente, como se nota en Silencio, minutos más alborotados que retumban en Celeste, y coqueteos efectivos con el baile como se contempla en su corte inicial, Juerga. En fin, siete canciones que apenas suman 22 minutos, una labor que merece de parte del oyente un recorrido completo, ya que aquí tenemos una gema que se ha ganado el derecho a ser escuchada por miles sin ningún tipo de prevención. 

Amigos, amigas de Zonagirante.com: La apuesta sigue e insisto: Hay que vencer las prevenciones y atender los llamados de sirena de la escena musical independiente peruana. No se arrepentirán. Flamenco Inflable es otra prueba de ello. 

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