Por José Gandour @zonagirante

¿Lista la audiencia para escuchar una metralleta vocal, el flow más rápido del Oeste, la retahila más intensa del momento? Apenas tiene 18 años y desde la primera vez que se le oye, Nohelys Jiménez, más conocida en el ambiente musical como J Noa, sorprende por muchas cosas: Por la velocidad de su discurso, por el desenfado de su lenguaje, porque cada canción que graba es una historia sin débiles contemplaciones, que no duda en contar todo lo que pasa en pocos minutos, y que cada palabra que pronuncia es una cachetada  que no deja ninguna estatua en pie. Nacida en San Cristobal, República Dominicana, en octubre 17 de 2005, en su corto período sobre la faz de la Tierra, se autoproclamó «la hija del rap», tiene un contrato vigente con la división latina de Sony Music, y ya obtuvo una nominación a los Premios Grammy Latinos en la categoría de mejor canción de rap/hip hop por Autodidacta, ​ y un año después logró nominaciones a los Premios Soberano y a los Premios Lo Nuestro. Y hace pocos días, mostrando que va camino más allá del espacio sideral, lanzó su primer álbum, Matense por la corona, un discazo que rompe esquemas en el hip hop del continente.

Ojo, lo que dice J Noa en sus tonadas suena a pelea de barrio, a enfrentamiento de gallos y gallinas en cualquier esquina de nuestras ciudades, pero tal como lo hace esta mujer logra contener la ironía, el coraje y el reclamo que espera uno de una artista dispuesta a ser atendida y nunca olvidada. Poca gente sabe putear con tanta gracia como ella, y además, sabe decir sus groserias en medio de poesía urbana nada despreciable:

Cállense la maldita jeta que de mi nada más saben mi nombre crecí sin mi papá una fémina alfa yo no le como mierda a hombre no cuеnto con nadie mi veo en bobo mi mano son la quе responden si me muero me muero orgullosa porque esta morena ah nadie se le esconde

Ella habla de muchas cosas: del amor (con todas las dudas de quién apenas llega a la mayoría de edad, pero con la confianza de quién ya sabe de qué va la desesperanza humana), de la autoestima, del qué dirán, de la sociedad que la rodea, de las trampas del mundo del espectáculo, y de las mentiras de su propia escena musical. Cualquiera podría acusarla de altiva, presumida y petulante, pero ella simplemente está contando su verdad, con el desparpajo que necesitamos en estos tiempos. J Noa no pide permiso para decir «nací el otro día y ya todo lo que he hecho es relevante», y eso es empoderamiento. Nadie puede intentar  humillar (sin hacer el ridículo) a esta bella mujer negra caribeña que tiene todas las fuerzas para comerse el mundo entero.

Pero, para completar el paquete, J Noa tiene detrás a un productor hondureño, Jeffrey “Trooko’’ Peñalva (quien ha trabajado con altos personajes como Beyoncé, Residente, Bad Bunny, Chris Brown, Camila Cabello, Jennifer Lopez y Rihanna), quien supo entender el contexto de los sermones de la dominicana, y le dio un entorno sonoro que incluye momentos jazzísticos, rockeros y estilizados instantes pop.

Aquí no hay música complaciente, al contrario: las grabaciones están llenas de texturas agresivas que no bajan nunca el nivel de combate. Lo novedoso de J Noa está ahí: Aquí no hay inocencia, es rabia pura que se supera con denuncias, con verdades con los vocablos necesarios. Insisto, aquí no hay amabilidad, y quizás eso pueda irritar a más de un oyente, pero, la verdad, a estas alturas, se requiere más este tipo de diatribas por encima de la sumisión cotidiana. 

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