Por José Gandour @zonagirante
Un amigo y antiguo colaborador de Zonagirante.com, asiduo asistente a pequeños toques de bandas underground, decía que muchas veces con una tarima con suficientes tomacorrientes y cuatro luces bastaba para disfrutar de una buena banda. Y si, en un ambiente donde las multitudes esperan estallidos espectaculares de fuegos y pantallas, y parlantes que retumban en nuestros oídos, nos olvidamos de las maneras sencillas de hacer y presentar la música, que es donde nace todo y donde, a veces, menos es más. Y lo mismo pasa con el sonido de los artistas, donde algunas agrupaciones deciden complejizar sus intenciones, soñando con llenar estadios, y hay otras que saben que su fuerte siempre será el esquema lo-fi, la intimidad resonante, la caricia tranquilizadora detras de la guitarra distorsionada y la melodía que enternece. Por eso nos alegramos con la salida del segundo álbum de Las Bermudas, La Selva Oscura.
Este proyecto liderado por Priscila Rauto, originario de la ciudad argentina de La Plata (¡Cómo no!), cuyo sonido puede ser etiquetado como indie dream pop (¡que ganas de complicarnos de los comentaristas musicales!) presenta un disco de 10 cortes, de transcurrir tranquilo, voces limpias (apenas si se sienten las reverberaciones), teclados ambientales y textos cotidianos:
Amistades antiguas
También terminan
Entregarme a un paseo
En la oscuridad
No se puede
Vivir de recuerdos
Estar así
Perdiendo el tiempo
Mirando qué
Hace el resto
Sintiendo que
Nada es suficiente
Lo digo con admiración, y reitero lo expresado líneas atrás: Se agradece lo que hace Las Bermudas porque es asequible, porque lo suyo es sobrio (no confundir con vacuo o innecesario), es la palabra y el ruido que se agradece porque lo entendemos de inmediato, porque su belleza es sincera, por su cercanía. Espero se entienda bien la siguiente frase: Suena a barrio, a lo que esperamos encontrar en la esquina, a lo que dicen nuestras amistades, a lo que, en medio del desaliento rutinario, nos da señales de venir de un sitio donde vamos a respirar sin apuros. Escuchen, por ejemplo, Fin de año, una ensoñadora balada, y quizás la mejor canción del compilado, puede sonar muchas veces en nuestro estéreo y contarnos en cada ocasión, sin agotarnos, un episodio de pequeña soledad que en repetidas ocasiones cada uno de nosotros ha tenido que vivir. La selva oscura es un álbum que relata, vocal e instrumentalmente, las pequeñas cosas que hacen parte de la vida, nada grandilocuente.
Quizás, como decía mi amigo, para narrar nuestra vida, a veces no hace falta más que algunas tomacorrientes y cuatro luces para que podamos ver lo que sucede.