Por José Gandour @gandour

Creo haber comentado en algún articulo anterior, quizás hace ya varios años, que el mejor concierto que vi en la historia del festival Rock al Parque fue la presentación de una banda chilena llamada The Ganjas. Eso sucedió en el año 2005, siendo estos personajes los encargados de cerrar la segunda tarima del evento, frente a miles de espectadores que no habian tenido la oportunidad de conocerlos a fondo y que más bien asistían en busca de la sorpresa, de la celebración impensada y, por supuesto, la morbosidad de ver una agrupación que ostentaba semejante nombre. Aquello fue un jolgorio intenso de capas y capas guitarreras y un perfume sonoro de psicodelia y oscura exaltación que iba tomando vida en el ambiente, en medio de una mezcla efectiva de influencias procedentes de Black Sabath, The Jesus and Mary Chain y Alice in Chains, entre otras muchas referencias. Momento glorioso cuando interpretaron Dance Hall, un tema que cubre de manera conmovedora ocho minutos de duración, donde, al ver los rostros de los espectadores, se sentía el extasis inesperado flotando en el aire.

Desde ese entonces, The Ganjas ha ido desarrollando su carrera independiente, inicialmente con Algo Records y desde hace un tiempo con ByM Records, logrando giras por diversas partes del mundo y siendo para algunos uno de los grupos de culto favoritos del continente. A la espera de lo que será su próximo disco, un trabajo muy esperado y del cual algunos privilegiados que lo han podido escuchar aseguran que será el mejor material de su carrera, la banda ha recuperado para su distribución digital Ghost River, una especie de grandes éxitos publicado de manera física para su tour por Europa hace 3 años. En este compilado no sólo se encuentran algunas de sus mejores canciones publicadas en prensajes anteriores sino que incluyen 3 temas recientemente grabados al lado de Jack Endino, su productor en los últimos tiempos, colaborador en muchos álbumes de comienzos de la etapa grunge de grupos como Soundgarden o Mudhoney y cuyo trabajo más famoso ha sido Bleach, de Nirvana, en 1989.

The Ganjas abre el año en plataformas digitales con Ghost River para recordarle a propios y extraños la magnificencia de su trabajo y para demostrar insistentemente con pruebas fehacientes la válida prevalencia del rock, sin necesidad de armar escándalos innecesarios y más bien llenando de felices aromas el ambiente, librándonos de estúpidas violencias y gritos insulsos. Se trata de recordar (o quizás, para algunos de ustedes, tener un primer contacto) con grabaciones fascinantes como Darkside, Sonic Redemption, La Lluvia no quiere caer y la mismísima Dance Hall, y a su vez preparar el terreno para lo que esperamos, pueda ser uno de los mejores discos del año en el continente, a mediados de 2018. 

Escuchar a The Ganjas es recuperar la confianza en la buena música, es alimentar aquello que los creyentes llaman espíritu y que revoluciona la energía que nos contiene. Ghost River merece ser escuchado una y otra vez, olvidándose que el mundo amenaza con derrumbarse afuera de nuestras casas y dándonos la confianza para creer que todo puede ser mejor. Escuche, deje la vergüenza para otro día, y salte alrededor de su habitación. Es hora de festejar.

 


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