Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante
Se llama Andrés Moncada Frometa, y es el dueño y señor del proyecto musical Zoom Soon Bao. Nació en Caracas y desde hace ya varios años se encuentra recorriendo el continente desarrollando su música en distintas locaciones del hemisferio. Actualmente reside en Los Ángeles, California, y lo suyo está básicamente en el encuentro de sus raíces caribeñas con las tendencias electrónicas contemporáneas. Después de dos años de haber lanzado su último álbum llamado Cambur, y de frecuentemente publicar sus nuevos cortes en las plataformas digitales tradiciones donde tiene una audiencia cautiva que lo sigue, Moncada, por obra y gracia de la nostalgia en el exilio, ha presentado una nueva grabación de 21 minutos de duración, usando de manera experimental sus canales de Youtube y Soundcloud y comenzar a explorar posibilidades en la plataforma de blockchain llamada Audius.
La composición en mención se llama Playa Flamingo, y el autor advierte que no es una mezcla de distintos tracks, en ningún momento puede ser calificada de compilado. Esta obra es, en sus propias palabras «una muestra sonora interrelacionada entre todos sus elementos sonoros, armonías y tiempo, que ofrece un viaje entre sonidos propios de la música electrónica con sonidos afro caribeños y por supuesto sonoridades del continente africano entre otros».
Playa Flamingo es, al contrario de lo que algunos desconfiados puedan sospechar, un sitio real, aunque, nos advierten, es una ubicación poco conocida en el mundo, incluso en Venezuela. Moncada cuenta que uno llega a este punto casi por coincidencia, por la fortuna de «estar perdido en la carretera y hacer una parada en un camino remoto». El punto exacto se ubica al borde de la laguna de Unare, y suele ser un sitio de reposo de estas aves.
El resultado sonoro de esta presentación es agradable, ya que es una fusión cuya extensión puede servir, si se quiere, de presentación para preparar una celebración masiva o servir como de banda sonora de una estancia imaginaria en un paraíso oculto para la mayoría de los imprudentes turistas. Sin contener un discurso textual evidente, puede servir como proclama ecológica conveniente en estos momentos climáticos tan difíciles y, si no lo quiere complicar más y solamente quiere disfrutarlo, haga simplemente play y sonría como es debido por el placer de la buena música.