VitalePor José Gandour @gandour

Algunos artistas logran trasladarnos a sitios extraños a la realidad. Pueden estar en el centro de una gran ciudad, quizás la urbe más poblada del mundo y, al interpretar una de sus canciones hacernos creer que reposamos en medio del territorio hostil de una pradera de una película al estilo western, a la espera del paso de la próxima caravana. Hay quienes lo intentan y otros que la logran. Al segundo grupo pertenece Salvatore Vitale.

Este mexicano ha presentado apenas hace unos días su e.p. Give us a kiss, un compilado de cinco canciones enmarcadas dentro de un estilo que él llama «black country», y que nos atrevemos a describir como sombríos lamentos de tierras despejadas, adecuados para largos y tortuosos viajes solitarios, donde la desesperanza es un arte y la soledad no deja de burlarse de nosotros.

Vitale acude a su guitarra y su voz para crear climas tensos y relatar amores de amargo sabor. Como una buena tradición en este tipo de intenciones artisticas, se cita con el diablo para pedir compañía en parajes deshabitados y nos hace pensar que ser escuchado por el maldito reconforta. La labor sonora de este trabajo es prolija, sutil en los detalles y evita las exageraciones del género. La canción que da título al disco contagia al oyente, en medio de la reberveración vocal, de una nostalgia que sabemos que es nociva pero cuyo veneno no podemos dejar de disfrutar. Este, y lo hecho en Be like you, quizás el tema más envalentonado por contener una falsa alegría que confunde de forma efectiva, son los mejores momentos de la producción.

Un sorprendente quehacer resonante nos ha traído este artista. Ojalá Salvatore Vitale no pierda el impulso y nos siga sorprendiendo con este brillante manejo de la oscuridad anímica.

 

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