Por José Gandour @gandour
¿Imaginó el rabino Pordominsky, hace cientos años, celebrando en la fiesta de matrimonio de su hija Esther, que la música que interpretaba en ese momento la banda de su villa, cerca a Vilnius, se iba a mezclar un día con los ritmos de un mar Caribe lejano, donde el sol brilla de una manera inimaginable para sus coterráneos? ¿Alcanzó a pensar la señora Petronila, mientras llenaba su casa de flores hace unos años en su natal Palenque de San Basilio, que las canciones de su tierra iban a retumbar en la lejana Francia, y se iban a mezclar con ritmos de otros pueblos? Asi de pequeño es el mundo hoy, donde cada ritmo que se consideraba antes local, circunscrito a una zona específica del planeta, ya es parte inmediata de la banda sonora del mundo. El arte musical ya es susceptible de ser adaptable en los pequeños y grandes laboratorios audiovisuales del mundo y pertenecer a quien lo escucha y quien lo vive en ese momento.
En Paris se juntan un músico francés enamorado de los ritmos originales de la costa atlántica colombiana, un cantante chileno que viene del reggae digital y una colombiana de voz muy particular y crean La Dinamitaaa, un proyecto que inventa cumbia del siglo 21, una sopa sabrosa donde el contenido de la olla se condimenta con hip hop, klezmer music y algunos de los sonidos psicodélicos de la selva peruana. Cantan en español, francés y un inglés a manera de patois jamaiquino y narran historias que mezclan experiencias americanas y europeas como si no hubiera un gran océano de por medio.
Su disco, Urban cumbia, contiene 4 temas muy divertidos que pueden animar cualquier jolgorio en cualquier punto del orbe. Es música hecha para ser gozada en cualquier esquina del planeta, donde uno simplemente saca el estéreo, pone sobre el terreno un par de botellas de licor y se prende la rumba. Son canciones que puede comprender cualquier humano sin prejuicios profundos y con ganas de sonreir toda la noche. Esa aparente sencillez, donde igual encontramos variados elementos listos para hacernos bailar, es la que hace interesante el trabajo de La Dinamitaaa. Aquí si realmente funciona eso que llaman «música de mundo».