pauerPor José Gandour @gandour

Foto: Claudia Calle

Nos guste o no, Miami es una de las principales capitales del embate diario latino. Es una ciudad amalgama, donde han llegado miles de cubanos, colombianos, mexicanos, puertorriqueños, argentinos… en fin, miles de habitantes del continente latinoamericano que han encontrado en el sur de Florida su más reciente espacio vital y donde, a fuerza de verse las caras y participar cada día más intensamente en las actividades de esta zona estadounidense, han construido en los últimos años una base cultural propia, una mezcla de lo que traen de su lugar de nacimiento con lo que viven día a día para sobrevivir y avanzar.

A fuerza de salir de los clichés de «lo latino» que impone Hollywood, el ambiente artístico miamiense de los últimos tiempos ha aprovechado el interesante mestizaje que se vive a cada minuto en sus calles para hacer de esas mezclas naturales su nuevo sonido, algo que no se ve ni se escucha en otra parte. Uno de sus más reconocidos representantes es el venezolano, nacido en Puerto La Cruz, Toto Gonzalez, más conocido como Mr. Pauer. Él, que venía, como muchos, originalmente del rock, al llegar a Miami vió el potencial de esta aleación y activó su laboratorio de sonidos, buscando huir de los sellos y ritmos originales y laborando en algo propio, que no se estanque en el folclor original y que más bien construya una fusión propia hecha para el siglo veintiuno.

En su último trabajo, Orange, parece haber logrado su intención. Durante 14 canciones que comprenden este álbum, vemos una natural transportación de ritmos que no se estancan en su marca de nacimiento y más bien se funden en su evolución. Se siente la cumbia, el merengue, la samba, el vallenato, pero en su unión con lo electrónico, y en su ensamble entre si, se hacen intensamente originales, una cadencia propia, Miami Style. Orange es un disco heterogéneo, que no cae en el obvio propósito de simplemente poner a bailar al oyente. Mr. Pauer sabe obligar al escucha a sumergirse en un océano de distintos colores y profundidades, y al final de la experiencia, el mismo escucha sabe que ha estado transitando en un camino de diferentes texturas y curvas sorprendentes que nunca aburre y más bien emociona en su variedad. Mr. Pauer ha tenido la feliz idea de invitar músicos de diferentes procedencias (algunos ni siquiera son latinos de origen), la mayoría residentes en su ciudad, que le han ayudado a construir un mapa diferente, que se extrapola del viejo rostro de la rumba continental y se reinventa para sorprender. Mr. Pauer ha sido sagaz en su propósito y por ello ha logrado su objetivo.

Muchos (la gran mayoría de ustedes y yo, seamos francos) tenemos nuestras diferencias y distancias con lo que ha ocurrido durante mucho tiempo en el sur de Florida, pero está claro que en los últimos años se han dado eventos dignos de un afortunado cruce de razas y de historias que marchan en pos de su propia e interesante identidad. Mr. Pauer hace parte de este nuevo movimiento y trae consigo buenas canciones para festejar.

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