En la capital colombiana desde hace mucho tiempo se habla de la preponderancia de los géneros más pesados del rock, tanto que a esta ciudad en muchos círculos se le llama «Pogotá». En medio de este ambiente, algunos creemos que gran parte de lo que suena está anquilosado en el tiempo. Muchas de las propuestas cercanas (o metidas de lleno) en el metal se han estancado en viejos sonidos y en esquemas importados poco adaptables a nuestro medio. Por ello cuando se presentan, una vez cada cierto y extenso tiempo, propuestas más ajustadas al presente y con una identidad más cercana a nuestras realidades, pensamos que por fin llegaron los tiempos de regeneración.
En ese contexto se presenta Muerde el pavimento, primera producción de Tras las púas. Este trío, que navega entre el hardcore, el stoner rock y el groove metal, lanza un poderoso compilado de seis canciones que tiene la efectiva intención de sacudir al oyente e invitarlo a una intensa fuerza tribal que lo obliga a moverse de cualquier modo frente a la potestad musical. En busca de la actualidad, nunca se pierde el poder sonoro que arrasa como gran camión en la carretera. Es pesadez en su esencia más densa, que no pierde el tiempo en florituras anticuadas ni en inútiles clichés.
Tras las púas estrena un buen disco que invita a la renovación del sonido bogotano. Bienvenidos sean.