Por José Gandour @gandour

«en un espacio liminal.
estamos en el umbral.
no queda mucho por hacer
pero escucha
espera y cambia»

Close – Ela Minus

Arranca la nota con una definición tomada de Wikipedia: «La liminalidad o liminaridad es cuando no se está ni en un sitio, ni en otro. Es estar en un umbral, entre una cosa que se ha ido y otra que está por llegar. La enfermedad, la adolescencia, el duermevela o la locura transitoria son estados liminales, como también lo son los viajes, ya sean por placer o por necesidad». Debo confesar que no conocía el término y que, al traducir el corto texto lírico de la canción de la colombiana Ela Minus, me sentí un tanto incómodo. Igual, encontrar el significado de «liminalidad» me ayudó un poco más a dar cuenta del fenómeno de esta artista residente en Brooklyn, responsable de uno de los mejores discos del año pasado, no sólo en este hemisferio, sino, definitivamente, de todo el planeta. Acts of rebellion es un álbum de una fuerza inconmensurable, por su efectiva combinación de baile e intimidad, perfecto para danzas solitarias en cualquier habitación que ocupe el oyente y, a la vez, para la explosión masiva de la audiencia en festivales y estadios. Y nos atrae el asunto del umbral que está en medio del pasado y del futuro, porque Ela Minus, nacida en Bogotá bajo el nombre de Gabriela Jimeno, tiene una trayectoria musical exitosa, pero un tanto difícil de describir. Internacionalmente, el reconocimiento a su carrera es notable y entre muchos colegas de cualquier parte del orbe es casi inmediata la referencia que se hace a su labor cuando se habla de talento colombiano, pero, en su propio país sólo suena en círculos alternativos, en la emisora estatal y entre los privilegiados asistentes a los festivales de élite que se realizan a las afueras de la capital.

Ela Minus es una artista distinta, que hace, como tiene escrito en los bordes de las cajas que protegen toda su maquinaria música, música brillante en tiempos oscuros. Todo la resonancia que expresa ha sido diseñada desde la primera nota por ella misma y es directa responsable de la elaboración de sus herramientas de ruido. Lo que emana de su sistema sonoro lo ha buscado ella desde la primera pieza y es con todo ese cúmulo de estruendos y tañidos con los que recorre cada espacio de presentación en el que ofrece sus canciones. En este caso, localizada en la ciudad de México, en un patio de un edificio casi a punto de derrumbarse, ha grabado, en una sola toma, su tema Close, en su «liminal spaces» live version. Esta es interpretación más larga que la original, ya que la registrada en su álbum apenas dura un poco más de tres minutos y medio, y está va más allá de los siete minutos. Eso da tiempo a que las cámaras recorran el recinto y ayuden, con el deterioro de la construcción, a crear la atmósfera adecuada para la interpretación. La estética del producto audiovisual cierra perfectamente con la decisión de colores escogidos para desarrollar la edición final, que va desde un expresivo blanco y negro, hasta momentos de fotografía que nos trasladan a cinco décadas pasadas en términos cinematográficos. Este es un material sensible, exquisito en su elaboración y espléndido en su resultado. Sirve para confirmar el alto nivel de su proyecto y, a su vez, para alejar a más de un despistado que no entiende qué pasa por estos lados. En fin, quizás hace parte del umbral del que estamos hablando.

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