Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante

Los músicos más interesantes no sólo hacen canciones brillantes, material sonoro que invade nuestro cuerpo y nos cambia por unos minutos nuestra perspectiva sobre el mundo, sino que, además, tienen en su recorrido grandes historias, experiencias personales que, cuando las cuentan o dan fe de ello, se vuelven aún más admirables. Ya nosotros les hemos contado varias veces las travesías mundiales de Helado Infinito, esa pareja chileno/argentina (Loreta Neira y Victor Siete) que se conoció en un recital underground en La Plata, que al rato viajó a construir nueva música (y un nuevo amor) a México y que luego, durante muchos meses, recorrió Europa y los escenarios más exóticos del viejo continente de manera totalmente independiente, con sus instrumentos, su mochila y su aguante hasta que todo se agotara. Bueno, luego llegó la pandemia, y en medio de las complicaciones de la época, se establecieron en Santiago, para seguir creando su bello ruido, esta vez desde el mismísimo Sur del continente.

En abril del año pasado, mientras esperaban que el encierro amainara, se refugiaron en casa de un familiar en Munich. Su gira por bares y pequeños centros culturales por Alemania, Eslovaquia, República Checa, Ucrania y otros países de la región, se frenó por las obvias razones del instante. Era lógico que en casa ajena y en dichas circunstancias, hubiera desespero y necesidad de aire libre. Fue entonces cuando Helado Infinito grabó el primero de sus Stranger Picnics. La idea es siempre alejarse a un punto solitario con paisaje llamativo, llevar sus instrumentos de cuerda y viento, sus samplers y micrófonos e improvisar y de ahí crear un «capítulo» de máximo dos minutos de duración. El resultado, teniendo un claro espíritu experimental, y no incluir la voz de Loreta en estos ejercicios, suena más jazzístico y se aleja del electro(indie/pop que se refleja en las tradicionales grabaciones del dueto. La labor compilatoria de estos 14 episodios narra de preciosa manera cómo ha sido el último año de esta pareja y sus constantes ganas de permanecer en el ánimo de creación. En conversaciones recientes, ellos nos han comentado que, apenas abran fronteras, seguirán viajando a su manera, sosteniendo todo su impulso con la presentación de su música. Mientras eso sucede, sirve mucho deleitarse con estos cortos videos grabados en sitios tan inesperados como El Quisco, el borde de una piscina privada, Mogren Beach (en los Balcanes), Baviera y el cerro La Virgen en Vicuña. Deje rodar los clips uno tras otro, y disfrute esta buena historia.

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