Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante
¿Por qué apreciamos tanto lo que hace desde sus comienzos el dúo Perrosky? Por muchas razones. La primera de ellas es porque, después de más de veinte años de permanencia en las tarimas y en los estudios de grabación, esta banda sigue siendo un símbolo incorruptible de la movida independiente de América Latina. La labor autogestionada y exitosa de los hermanos Alejandro y Álvaro Gómez, fundadores del sello Algo Records, promotores de decenas de proyectos alternativos chilenos y de sus propias iniciativas artísticas, ha sido vital para impulsar el esquema rockero de su país. Por su esfuerzo y por el de otros personajes inspirados en su valentía, la claridad de su trabajo y su persistencia, es que la ciudad de Santiago y sus alrededores sirven de referencia vital de la música del continente. La segunda razón es la demostración permanente del cuidado y el espléndido desarrollo de su propuesta sonora, un folk rock de estirpe madura, desenfado punk e insistencia análoga en su registro. Eso, en tiempos de las facilidades digitales, es artesanía digna de ser respetada y escuchada.
La última noticia de Perrosky es el estreno de su sesión en vivo desde Silver Recordings, en Bilbao. Este estudio, propiedad de Martín Guevara y Coni Duchess, miembros de la reconocida banda argentina radicada en Euskadi, Capsula, recibió a los hermanos Gómez para grabar cuatro composiciones de reciente creación, en su formato tradicional de batería, guitarra eléctrica, ocasionales armónicas y voces, en carrete de cinta abierto, sin añadidos posteriores: «Martín nos invitó a grabar algo y decidimos grabar algunas de las canciones nuevas que estábamos ensayando ya hace un tiempo, nada muy pensado en realidad. Su hija Viky, que estudia Artes Visuales, se encargó de grabar y editar toda la sesión y ese mismo día Martín mezcló y masterizó lo que vendría siendo la primera muestra de estas nuevas canciones totalmente en vivo».
Las tonadas incluidas en este registro son Libera, Oro, Todo lo que sube y Huir, Subir, Vivir. Casi 22 minutos dura el video y la verdad, de forma sencilla y efectiva nos confirma que el buen quehacer de Perrosky permanece y que siguen mereciendo nuestros halagos.