latejapridevideoPor José Gandour @gandour

De alguna manera, quizás atrevida, quizás especulativa, podemos decir que la música hecha en Uruguay tiene en la mayoría de sus artistas, ese sorprendente elemento fresco, tranquilo, que llega sin dificultad a nuestros oídos, porque parece hecho para la esquina del barrio, aunque luego llegue a millones. La música contemporánea uruguaya tiene esa identidad «cool» que la mayoría de las escenas musicales latinoamericanas extrañan.

El hip hop uruguayo también tiene esa diferencia. Y se nota en proyectos como Latejapride. En su disco Cazadores de Gigantes lo suyo se enfocó en contagiar al oyente de un sabor intrínseco en su música, y contar el pasar de sus días y sus preocupaciones cotidianas, como quien le narra a los amigos, sentado en la acera, tomándose unos mates, todo lo que pasó en la semana, para luego irse a descansar. La banda juega a mezclar el flow de sus rimas con la fusión de ritmos locales. En este caso en particular, lo hecho en la canción Arde se acerca a lo producido por los representantes de la cumbia electrónica del cono sur, añadiendo la riqueza vocal que el mismo Latejapride tiene. La letra habla con buena onda de un espíritu de soluciones, de hallar nuevas vías para superar el caos, el mensaje es positivo: «yo no escupo algo tóxico en el micrófono».

El video representa una divertida fiesta tribal de momentos coreográficos muy llamativos alrededor del fuego nocturno. La dirección de arte es sencilla pero efectiva y la edición logra destacar de forma intensa el movimiento de los cuerpos acompasado con la percusión de la canción. Arde tiene todos los elementos para sonar en cualquier radio del continente  y el clip que la acompaña es una pieza promocional brillante digna de ser vista en repetidas ocasiones. Latejapride tiene una excusa más para ser atendido en América Latina.

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