Por José Gandour @gandour

El año pasado seleccionamos Los Antiguos Astronautas de la banda chilena Portugal entre nuestros discos favoritos de 2017 en América Latina. Hablábamos de esta agrupación haciendo énfasis en una de sus más particulares cualidades: Decíamos que lo suyo era apasionar a sus seguidores y alterar a sus enemigos, pero nunca pasar desapercibidos. Hay quienes (y respetamos sus opiniones) les parece que lo hecho por Portugal tiene demasiada cercanía a la cursilería y el dramatismo vocal los puede desesperar. Lo suyo, creemos, en cambio, está en esa línea donde consiguen exhibir una particular elegancia que sabe a ternura a lo largo de sus canciones.

Desde el inicio de su trayectoria, Portugal ha hecho un esfuerzo permanente por lograr una conmovedora gracia en su obra y en toda su estética, tanto en su trabajo sonoro como en su material visual. Por ello, desde el anuncio de su lanzamiento, estábamos pendientes del estreno de su cortometraje, llamado igualmente Los Antiguos Astronautas. Este trabajo, de diez minutos de duración, tiene un guión que se puede encuadrar dentro de la ciencia ficción,  y es la historia de un ser futurista llamado «Oopart» , el cual se comunica a través del tiempo con “Lucy-A”, a quien guía en una misión que tiene como objetivo revivir a la especie humana. Protagonizada por la actriz Luna Martínez y dirigida por Pedro Campos, el relato transcurre en el tiempo que suenan  tres canciones de la banda: Pixel, Tiempos Violentos II y Para Todo Nuevo Canto.

Lo primero que impresiona de esta producción es su fotografía. A través de grandes tomas realizadas con drones en el desierto de Atacama y los bosques de Quintay, se crea una atmósfera de desesperanza y soledad única que mete al espectador de inmediato en una tensión donde el buen performance de Martínez y los detalles de los planos usados dan contundencia al resultado final. El nerviosismo del argumento combina de perfecta manera con los temas seleccionados, haciéndonos pensar que estas canciones fueron hechas para este trabajo videográfico y no para un disco publicado ya hace más de un año. La edición no se complica y es inteligente en su decisión de ser más emocional que narrativa. Sigue siendo un videoclip, a pesar de sus características particulares, y sigue promocionando como principal elemento a la música, pero su riesgo y su belleza son dignos de ser celebrados y este material puede ser visto de manera repetida con o sin sonido.

Como punto atractivo,  debemos contar que este cortometraje fue realizado  con el financiamiento del estatal Fondo de la Música, demostrando que la participación gubernamental en este tipo de proyectos trae satisfacciones interesantes, dignas de ser imitadas en el resto del continente. En fin, este es un buen trabajo que trae en su desarrollo y en su terminación suficientes elementos para seguir teniendo en la mira a esta, una de las mejores bandas del momento en nuestro hemisferio.

 


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