Por Ana Barajas @anabarajasmusic

 

Hace ya un poco más de diez años que vivo en Austin. Un poco por razones familiares y un poco también por su fama de ciudad amable para los artistas me vine a vivir aquí. Ya hoy después de tanto tiempo me considero una austinés más (acabo de descubrir que ese es el gentilicio en español, pues sólo lo conocía en inglés “Austinite”).

Austin es una ciudad intermedia, un oasis demócrata en medio del republicanismo absoluto del resto de Texas. Lo primero que llama la atención cuando uno llega es la cantidad de áreas verdes, parques y senderos para caminar y la cantidad de bares con música en vivo que se encuentra uno en el Downtown prácticamente abiertos 24/7. Es una ciudad desarrollada por hippies, emprendedores y librepensadores en donde arte, tecnología y “buen vivir” han sido los tres pilares de crecimiento. De aquí ha salido la empresa de tecnología Dell, Whole Foods (la cadena más importante de alimentos orgánicos en los Estados Unidos) y el famoso festival South By Southwest, que me tiene hoy escribiendo sobre mi ciudad adoptiva.

Es casi natural que un festival de tal envergadura haya surgido en una ciudad como Austin y que haya adquirido las dimensiones que hoy tiene. Es imposible no sentir la música en el aire cuando uno llega a Austin. De aquí han salido artistas icónicos como Janis Joplin, Steve Ray Vaughn, Willie Nelson, Daniel Johnson, Lucinda Williams y hoy en día artistas como Gary Clark Jr., Grupo Fantasma y Black Pumas.

El SXSW fue fundado en 1987, con la intención de ser un destino para creativos de todas partes del mundo. Prácticamente desde el inicio se concibió como un festival que fuera punto de encuentro de músicos y gente del mundo del cine y la tecnología y hoy además tiene un componente educativo. Si uno se pone a analizar el contexto local es entendible por qué el SXSW tiene un carácter tan amplio, pues como lo decía anteriormente, en Austin el arte, la tecnología y el emprendimiento han sido parte del día a día de la ciudad.

Prácticamente desde su inicio el festival ha tenido un carácter multidisciplinar y masivo. Para su versión inaugural recibieron 700 aplicaciones de las cuales 177 artistas se presentaron en 15 escenarios. 35 años después, en 2023 la cifra de artistas registrados fue de 6840 de los cuales 1,577 se presentaron en 78 escenarios. Esto nos da una idea de la magnitud de este evento para una ciudad intermedia como Austin. Hoy en día se puede decir que el Festival es una fuente importante de ingresos para la ciudad y un referente para la música independiente, el cine y la tecnología internacional.

Por los escenarios del SXSW hemos visto pasar figuras de la talla de Jay Z, Kanye West y los mismísimos (Q.E.P.D.) Johnny Cash, Amy Winehouse o Prince hasta figuras desconocidas que se han vuelto populares luego de presentarse en el festival, como es el caso de John Mayer, M.I.A. o Janelle Monáe. Para los artistas de Latinoamérica, asistir al SXSW es definitivamente una carta de presentación para su internacionalización. Monsieur Periné y Bomba Estéreo, unos de los artistas de nuestra región consentidos del festival han visitado en varias oportunidades y tocado en diversos escenarios.

El éxito del festival ha radicado en su carácter, un festival que no tiene una ubicación física exacta, pues se desarrolla básicamente en todo el centro de la ciudad, en diferentes bares, locales, que ofrecen desde cerveza, cocteles, comida de todo tipo, fiestas, “casas” de países invitados, cada cual buscando sobresalir más que el otro. Básicamente nadie se quiere perder nada y en eso radica el éxito del festival, todos quieren estar en SXSW.

Para Austin, el SXSW ha significado crecimiento, con todas sus implicaciones buenas y malas.

 

Lo bueno: Durante el festival todos los hoteles están a capacidad máxima; restaurantes y negocios locales hacen su año durante las semanas del festival. En 2019 SXSW generó un estimado de 355 millones de dólares en la economía local. Se estima que más del 25% de trabajos generados anualmente en Austin son atribuidos al festival. Si a esto se le suman todas las empresas e incubadoras de tecnología que han logrado establecerse gracias a su participación en el festival, se entiende por qué Austin es la ciudad con el crecimiento más rápido en los Estados Unidos.

Por otro lado, para los artistas que vienen de fuera, ser parte de SXSW se ha transformado en una carta de presentación importante para sus hojas de vida y el tener acceso a las conferencias y a agentes de los diferentes sectores puede llegar a crear oportunidades interesantes.

Lo malo: el festival no paga un sólo peso a artistas internacionales y el pago ínfimo a artistas locales y nacionales ha generado ya desde hace algunos años un gran descontento a tal punto que gracias a las protestas de varios artistas y asociaciones de artistas los pagos de $100 por presentación en solitario y $250 por banda subieron a $150 y $250 respectivamente. Que igualmente no alcanza a cubrir más del 50% de los costos que implica venir a Austin durante el festival. Para los que vienen de otros países, sálvese quien pueda.

Muchos nos preguntamos, cómo un festival que tiene tantas fuentes de ingreso, no puede pagar mejor a sus artistas. El festival prácticamente funciona gracias al trabajo voluntario (anualmente más de 3 mil voluntarios locales y visitantes trabajan en el festival de manera gratuita a cambio de un badge o entrada, cuyo valor fue de $2095 dólares para 2024 para Platino). Por otro lado, el festival tiene además buenos ingresos con la inscripción ($55 por artista) de las miles de bandas registradas (más de seis mil este año). Si a esto le sumamos una asistencia de más de 300 mil personas, hagan sus cuentas.

Por otro lado, para los locales el costo de vida ha subido increíblemente, el valor de la finca raíz se ha duplicado o triplicado y en los días del festival todo se vuelve aún más costoso. Por ejemplo los parqueaderos en día de festival fácilmente ascienden a 30 y 40 dólares por hora, el tráfico puede ser un invivible calvario si se corre con la mala suerte de trabajar en el centro. Si se es artista local es prácticamente imposible conseguir venues para tocar en el centro durante esos días si no se es artista oficial del festival.

Mi amigo Rafael, quien ha sido voluntario durante los últimos 10 años, viajando desde Colombia, ha visto de cerca los cambios dentro del festival: “Como espectador el contenido ha ido cambiando y evolucionando para suplir las necesidades tecnológicas, se fue cortando el presupuesto en contenido Latino que al principio era mucho más notorio, antes había más diversidad en el festival. Después del Covid el sxsw impulsó 100% el tema local y nacional. Como voluntario, el festival ha creado un sentido de pertenencia, la gente local, que no tiene capacidad de pagar los 2 mil dólares tiene otras opciones para acceder, siendo parte de la comunidad. En Colombia los festivales tienen que crecer más en temas de voluntariado para que haya más sentido de pertenencia.”

A pesar de sus falencias y sus problemas, el SXSW ha transformado positivamente la ciudad y sigue siendo un espacio necesario para los artistas. Más que los showcases, la posibilidad de hacer conexiones en las conferencias, paneles, eventos de networking e incluso y más que todo en las fiestas mismas donde a veces es más fácil conocer a las personas que en el formato de conferencia.

En conclusión son muchas las cosas que los festivales colombianos y de nuestro continente pueden aprender de la experiencia del SXSW. Lo cierto es que la magnitud, el alcance y el éxito de este festival se debe en parte a una sociedad local interesada en unirse en torno a una iniciativa, sacar provecho de las mejores cualidades de la ciudad y generar un sentido de pertenencia entre la organización del festival, los gobiernos locales y la comunidad para lograr generar transformaciones positivas, más allá de todas las falencias que hoy en día vemos con un festival agrandado y corporativizado.

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