Por José Gandour @gandour

Hay un antiguo dicho en la industria discográfica que dice que una nueva buena canción es una futura vieja buena canción. Parece una verdad de Perogrullo, pero es una buena advertencia que adelanta el significado de lo que será un clásico. Por más insolentes que sean las nuevas generaciones presumiendo de su juventud, no deben olvidar (otro momento obvio del artículo) que en unos años serán criticados y despreciados incorrectamente por aquellos que nazcan luego de ellos. Y otra verdad cruel: solo lo realmente notable será recordado por las masas. 

Los viejos ídolos, los más insistentes y los que han sabido moldear su paso por el tiempo, no se dejan apartar, y tienen detrás suyo un catálogo de grabaciones que, aún viviendo los tiempos digitales (o, mejor dicho, gracias a ellos), pueden sonar a la par de los estrenos de la temporada, y reventar los parlantes con similar fascinación. Y, además, teniendo este factor a su favor, ellos pueden acudir a la memoria de sus primeros seguidores, los que no se han dejado comer por las arrugas y la estúpida vergüenza de la edad, para que, en un momento de recuerdos y buenas historias, recuperen sus himnos de antaño. 

Los Auténticos Decadentes han decidido versionar Costumbres Argentinas, joya emblemática del rock. Esta tonada, compuesta por Andrés Calamaro en 1985,  se dio a conocer en una interpretación en vivo incluida en el álbum Los Abuelos de la Nada en el Opera. Luego, desafortunadamente, el tema no fue registrado en estudio. 38 años después, la agrupación fundada por por Cucho Parisi, Nito Montecchia y Gastón Francés en 1986, ha llamado al mismísimo creador original, para grabar junto a él una adaptación divertida y respetuosa, precisa para los tiempos jodidos que vivimos. Una versión que, en solo cuadro días desde su lanzamiento, lleva más de ciento veinte mil reproducciones en Spotify, y más de trecientas cincuenta mil visualizaciones en Youtube. Repetimos: Una buena vieja canción dura para toda la vida, no importando si quien la escucha apenas prueba la mamadera o ha perdido sus dientes al final de sus días. 

El video promocional, hecho casi por completo en blanco y negro, acude a bellas postales de actualidad de Buenos Aires (ciudad ejemplo de lo antiguo y lo moderno en los mismos metros cuadrados) y remata en el hall central de la confitería El Molino, espacio afamado ubicado en el Kilómetro Cero de las vías nacionales. La fotografía muestra a sus protagonistas, con sus cicatrices y sus marcas temporales, cantando y tocando con el peso de la experiencia y la firmeza de que lo vivido no se lo quita ni se lo niega nadie.

Este trabajo hace parte de ADN, proyecto de tres discos donde Los Auténticos Decadentes recorren sus influencias ofreciendo versiones de grandes clásicos de la música popular de los últimos 50 años. La trilogía incluye colaboraciones de importantes referentes de la música de América Latina como Los Palmeras, Miranda!, Attaque 77, Andrea Prodan, Ulises Bueno, Los Pericos, Bandalos Chinos, Juan Ingaramo, Sol Bassa y León Gieco (Argentina); Santaferia y Beto Cuevas (Chile); Rubén Rada y Agarrate Catalina (Uruguay); Panteón Rococó, Big Javi, Diego Verdaguer, Natalia Lafourcade y Bronco (México); Tokyo Ska Paradise (Japón), entre otros.

En fin, nadie puede llamar a estos ídolos seres vetustos olvidados en vinagre. Los Auténticos Decadentes y Andrés Calamaro, con varias décadas encima de su espalda,  siguen al frente de su ruido y enclavados en las mentes de millones. 

 

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