Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante

Y sí, llegamos a ese momento decembrino en el cual contribuimos a la saturación de selecciones de lo mejor del año, llenando a los lectores con listados que esperamos les interesen y puedan hacer de sus fiestas un tiempo mejor. Este es el instante en el cual nuevamente justificamos el por qué de nuestras escogencias, tratando de diferenciarnos de los demás medios. Igual, ustedes ya lo saben: Nuestro interés está en escarbar no sólo en lo que apenas se esconde bajo la superficie musical, sino, también, rescatar lo que muchas veces no notan los portales más corporativos por guiarse simplemente por cifras de reproducción o exposiciones en las alfombras rojas de los principales certámenes internacionales. Damos espacio preferencial a las producciones independientes y autogestionadas, esperando que algún día estas obras sean clásicos entre la audiencia masiva, ya porque se lo merecen y no porque tuvieron una maquinaria mercadotécnica que los puso al frente de otros porque si. Ojo, dentro de nuestra primera selección tenemos un par de discos que han retumbado de merecida manera en todo el continente y nos alegra que eso haya sucedido, ya que nos da esperanza y confianza sobre el gusto de la audiencia de este hemisferio.

Estos son los diez álbumes que más nos gustaron en 2023. Los presentamos sin orden particular, sin ranking específico entre ellos. La verdad es nos aburriría mucho que alguien presumiera (o nos odiara) por ponerlo en el séptimo o noveno lugar. Son diez títulos (sabienbo que hubieramos podido llegar quizás a 50 nombres sin ningún problema) que, en conjunto, significan la gran diversidad sonora que disfruta hoy por hoy América Latina. Aquí hay pop, electrónica, rock, hip hop y folclor contemporáneo, y quienes inventaron todos estos sonidos residen en ciudades tan distantes como Berlín, Buenos Aires, Bogotá, Nueva York, La Plata, Ciudad de México, Medellín, Salta y San José. Nacieron en Chile, Colombia, Perú, Costa Rica, República Dominicana y Argentina. Algunos de estos artistas, curiosamente, son más conocidos en tierras extrañas que en las localidades donde nacieron.Unos gozan de fama mundial, otros apenas han conseguido brillar entre pocos miles de su escena. Esta es una compilación de producciones que, escuchando con la tranquilidad que se merece esta tarea, demuestra el buen momento de nuestra música.

Aquí vamos:

Sofia KourtesisMadres

Publicado bajo el prestigioso sello Ninja Tune, Madres, el trabajo de esta dj peruana, residente en la capital alemana, es exquistamente variado, y acude sin restricción, y sin caer en obviedades muy vistas en la electrónica contemporánea, a combinar momentos de house y techno, con momentos sutiles de la tradición sonora latinoamericana. La construcción instrumental de este disco logra sorprender a cada segundo y por momentos crea emociones a flor de piel con una inesperada combinación de folclor, ternura y baile intenso. Es un álbum ecléctico, que va desde ese corte llamado Si te portas bonito (medio «Sergio Mendez» años 70´s, una especie de «tropical disco»), pasando por ese juego de retrocesos vocales experimentales que se emiten en Moving Houses, y llegando a ese particular reinversión de Estación esperanza, canción original de Manu Chao, que se llena de campanas y de voces de protestas, mientras el el cuerpo se sacude expulsando todas las malas vibraciones alrededor. ¿Es un disco para la danza frenética? Quizás. ¿Es una suma de canciones que transmiten un mensaje que van más allá del desenfreno de la fiesta? Evidentemente.

Jarina de MarcoCaribbean all inclusive luxury

Esta mujer de origen dominicano, raíces brasileñas y residente en la ciudad de Nueva York puede presumir, sin temor a equivocarse, de ser una de las artistas que mejor definición tiene de la palabra «sensualidad». Ya quisíeramos tener en las alarmas de nuestros celulares la voz de Jarina despertándonos con su fascinante voz y su buen humor, susurrando, como lo hace en su canción Masa:

Siéntate en la silla
Dime de tu vida
Ven a cocinarte
Yo te quito el hambre
Un pure de yuca
Salsita de tomate. 

Ya desearíamos tenerla a nuestro lado cantando, con todo el feliz atrevimiento del caso, que ella es «la última coca cola del desierto». Ella es aquella que sintamos la playa perfecta cuando nos invita a tomarnos un daiquiri eléctrico sin importar lo que digan los envidiosos.

Jarina hace que el ejercicio de escucharla nos ponga la piel de gallina y recordemos (sin vengüenza alguna) la excitación que cada día necesitamos para poder celebrar de algún modo estar vivos. Ella hace que el deseo carnal se convierte en un delicioso arte en nuestros oídos, y no es simplemente por la entonación vocal, sino por la fina combinación de hip hop, esencias caribeñas y pop desenfadado y alejado de vetustas fórmulas. Aquí van 27 minutos de placer sonoro, espléndida lujuria para el disfrute de todos. 

Rubio  – Venus & Blue

Es más que obvio que íbamos a incluir a Fran Straube en este listado, más cuando presenta este nuevo álbum que demuestra su creciente momento de madurez sonora, lanzado desde Ciudad de México, su nuevo lugar de vivienda. ¿Por qué insistimos tanto en Rubio? Porque, sin importar que a algunos todavía le parece exagerado que digamos esto,  puede sonar en cualquier lugar del mundo y hacer que quienes la escuchen sientan, sin pensar en orígenes o en términos de metrópolis culturales, que ella pertenece a lo más granado de las posibles élites musicales del orbe. Ella no tiene nada que envidiarle, en cuestión de talento y estructura artística, a los más brillantes nombres del estrellado internacional, y más después de oír Venus & Blue, donde se acerca a tendencias rítmicas más comerciales sin perder la exquisitez, acercándose a una mayor audiencia con fortaleza, sin perder su altivez, sus textos, su búsqueda de urdimbres resonantes diferentes. Straube tiene lo que se le pide a las leyendas que contengan en su propuesta: identidad propia, poder en su mensaje, y constante y sólida sorpresa en su reinvención. Escuchen cuantas veces puedan Cuando el sol se vaya a dormir, nunca se van a cansar.

Winona RidersEl sonido del éxtasis

¿Quiénes son estos descarados habitantes del oeste bonaerense, inmersos permanentemente en diferentes sustancias alucinógenas, que, sabiendo que han publicado dos intensos y maravillosos álbumes en un solo año, nos hacen sospechar que su tiempo del 2023 pasó entre las cuatro paredes del estudio y bacanales desenfrenadas a lo largo de su territorio? ¿Quiénes son estos músicos, tan crueles, que nos ponen a escoger entre dos joyas discográficas para ser incluidos en nuestro listado de mejores títulos del año? Si por cuestiones de salud, maldiciones del género musical o una abducción alienígena no volvamos a saber de ellos en el futuro, debemos desde ya reconocer que lo hecho por Winona Riders debe por siempre marcar una huella indeleble en la historia del rock and roll de este siglo. Ellos han logrado recuperar con fascinante desparpajo las blasfemias en las que se enfrentan entre el diablo y Jesús, las saturaciones líricas en homenaje a los mejores juguetes motorizados inventados por el hombre, o las largas grabaciones hechas para que el zombie que vive en cada uno de nosotros se tome nuestra alma y celebre, en medio de las deliciosas y pesadas distorsiones que ocupan todo el espectro sonoro. Si, una vez termine de escuchar este disco, no está satisfecho y quiere más del mejor stoner rock que puede escuchar en estos días, continúe con el otro álbum, Esto es lo que obtenés cuando te cansás de lo que ya obtuviste. No habrá remordimiento posible.

Las RobertasLove is the answer

Uno de los lugares más interesantes de la música contemporánea latinoamericana (y uno de los menos nombrados) es Costa Rica. Es una escena musical pequeña, pero con un montón de muestras de buen rock and roll, punk, garage music y demás especies sonoras por el estilo. Quizás el mejor ejemplo de ello es la ya legendaria banda Las Robertas, una agrupación que se presenta, como advierten sus comunicados de prensa, como «estandarte latinoamericano de las bandas de rock lideradas por mujeres». Ya, a lo largo de trece años de carrera, han recorrido muchos países, a lado y lado de los océanos, exponiendo su buen quehacer rockero, su sonido alternativo ligado al shoegaze y al stoner. Lo suyo, sin perder el sello propio, es atemporal, pudo haber sido hecho en California en los setentas, en Inglaterra en los noventas o en su ciudad natal, San José, hace apenas unos meses. Eso, más que restarle, hace más atractivo el resultado de sus grabaciones. 

Como lo hicimos en una reseña anterior, nos atrevemos a recomendarles en particular una canción, Third Door. Seis minutos y medio que resumen como ninguna todas estas líneas y donde el viaje de Las Robertas se encuentre en su máxima expresión.

Marea Hombre caimán

¿Por qué seleccionamos un disco que probablemente haya sido más escuchado en los clubes underground de Medellín y sus alrededores que en las plataformas digitales? ¿Es que acaso estamos jugando a ser los más locos del paseo, haciéndonos los interesantes frente a una audiencia que gusta de la nueva y buena música? Bueno, la razón es más simple: Creemos que lo hecho por Maria Arango, dj nacida en Manizales, y conocida en la escena local como Marea, es una de las muestras más interesantes que se pueden encontrar de lo que puede hacerse con el reggaeton, demostrando que es un ritmo que, en buenas manos y brillantes cerebros, puede lograr cautivadores combinaciones, cuando se alimenta de sonidos de diversos orígenes y enriquece su discurso auditivo. Si está buscando aquí que un machirulo le hable de ridiculeces anales o aproximaciones seductoras de mal gusto, este no es el lugar. Esto es, como dijimos en una nota en meses anteriores, un sofisticado laboratorio digital en medio de la resonante jungla tropical. Es, como lo define la misma artista, «urbano, místico y envolvente». Y, por supuesto, está listo para hacernos sudar en la pista de baile en cualquier instante.

El mató a un policía motorizado Súper terror

¿Se molestarían si les decimos que esta agrupación es la mejor banda latinoamericana, desde hace ya varios años? La mayoría de sus composiciones son himnos que se cantan en cualquier parte del continente y en ninguna de sus presentaciones en vivo decepcionan. Y lo llamativo es que es gente que luce como cualquiera de nosotros, que evita las lentejuelas y los molestos excesos de las estrellas, que destaca por lo que debe destacar: por su maravillosa música, por sus impecables canciones, por lo que saben decir y que cualquiera entiende y asimila, porque son como todos los que los escuchamos y creemos en sus palabras. Lo repetimos en esta corta reseña: Esto es poesía cercana, que enternece sin complicaciones. Por eso nos cae bien Santiago Motorizado y su gente, porque sospechamos que nos entienden. En cuanto a su sonido, además, este es el mejor álbum de su carrera en cuanto a la producción, a cargo de Eduardo Bergallo, una mezcla elegante que, aún en los instantes más tenues, consigue su fortaleza. ¿Es exagerado, a estas alturas de la postpandemia, exclamar que El mató… ha elaborado el discurso que esperábamos de los mejores héroes musicales a los que podíamos aspirar en estos días?

Mad TreeAsí hablan los pájaros

Este es un álbum para oír en múltiples ocasiones, ya que en cada ocasión descubrimos nuevos detalles, más excusas para enamorarnos de sus tonadas. Hace unos meses afirmamos que este era un disco precioso, cuidado hasta el último segundo, que busca mover y sacudir el corazón y lo logra, y, además, exhala honestidad en su construcción, porque hay más esfuerzo en conseguir una obra extraordinaria que en amoldarse a las reglas del mercado. Volvemos a escucharlo y no nos arrepentimos de nuestras palabras. Es un álbum complejo en su instrumentación, que recoje influencias  del rock argentino de los años noventa, momentos que nos recuerdan de la música de Seattle de hace tres décadas y ciertos instantes del rock británico de los setenta. No es un álbum para perezosos, ni para una audiencia acostumbrada a la música de ascensor. Aquí hay experimentación, dolor, sensibilidad, candor. Jardines es, quizás, la mejor canción publicada en Colombia este año, ya que es magia guitarrística y textos deslumbrantes que anuncian, si nuestros oídos no nos engañan,  mejores sueños. 

Puebla – La Sed

Nos vamos a complicar con una etiqueta. Diremos que esta banda hace indie folk poético, que añade a su arte condimentos y amagues de hip hop, otros instantes de filosofía pop y material indiscutiblemente rockero. Es música de sentimientos genuinos y resultados extraordinarios, con canciones hechas, quizás, para llenarse de fuerza en cualquier viaje de nuestras vidas, ya sea en el corto recorrido del transporte público o en un extenso recorrido por territorios desconocidos. Tomando palabras escritas en un artículo pasado, para poder repetir que sus textos pueden ser tomados como relatos de diarios personales, donde hay un esfuerzo por hallar sentido en cada palabra que se dice, que cada vocablo toque nuestros oídos y nos permita aceptar que todo lo que vivimos vale, aunque no haya picos ni hundimientos notables, porque el tiempo en su totalidad nos pertenece. Tonadas como Velocidad crucero (hecha al lado de El Principe Idiota), y A oscuras (grabada con la colaboración de Ramiro Sagasti), son piezas que deben permanecer en la memoria de todo ser enamorado por estar vivo en este planeta. Y si, son dignos hijos de La Plata, la ciudad que debería ser, por todos sus buenos ejemplos musicales, la capital de nuestro sonido favorito de todo el continente.

Julieta Laso – Pata de Perra

No cualquiera puede regresar a los clásicos de toda la vida y reinterpretarlos con éxito a su manera si no se tiene la voz. Si, LA VOZ. Es que cualquiera es afinado, cualquiera es afinada, pero pocas personas tienen la personalidad suficiente y el tono particular para llamar la atención de inmediato y apoderarse de las antiguas composiciones haciéndolas propias. Julieta Laso sabe expresar rabia, seducción, valentía, quiebre emocional, llanto y risa en un solo segundo. Por ello puede interpretar tango, son cubano, chanson francaise, baladas y boleros con toda naturalidad. Lo que canta parece hecho originalmente para ella, hasta la versión argenta de Non, je ne regrette rien, de Edith Piaf, usando una traducción muy particular en una grabación llamada No me arrepiento de nada. No importa cuál sea su edad, si usted es de la generación de Gardel, Fabiana Cantillo, Miranda o Wos, debe tomarse el tiempo para apreciar lo hecho por esta artista argentina en su nuevo disco.