Por José Gandour @zonagirante

Otra confesión: Me pone contento cuando la gente que, a simple vista, se ve simpática, sin ínfulas de grandilocuencia, ni necesidad de exageraciones, hace música extraordinaria. Y más cuando su arte, que recibe ese calificativo tan destacado, suena tan fácil, tan accesible, tan posible de hacerla propia con una sola audición. Puebla, grupo conformado por 3 mujeres y tres hombres, que podrían lucir como nuestros vecinos de toda la vida, es una banda que logra canciones entrañables con pequeños toques de magia y con un trabajo exquisito de melodías que, desde el primer segundo, conmueve. 

 

Esta agrupación de La Plata, Argentina, al lanzar a su cuarto álbum, llamado La Sed, hecho bajo la producción de Mauro Cambarieri, vive su mejor momento, incluyendo giras por su país, y por Europa (España y Portugal, por el momento), y consiguiendo llamar la atención de su creciente audiencia, que ha llegado ahí con ocho canciones que parecen haber sido hechas para calmar y seducir la bestia que tenemos dentro. Aquí se trata de hablar de nuestras lágrimas y nuestras celebraciones aceptando que ya son emociones fuertes sin necesidad de gritos ni exaltaciones, y tratando de encontrar una tranquila y tierna belleza hasta en los segundos más anodinos. Sus textos pueden ser tomados como relatos de diarios personales, donde hay un esfuerzo por hallar sentido en cada palabra que se dice, que cada vocablo toque nuestros oídos y nos permita aceptar que todo lo que vivimos vale, aunque no haya picos ni hundimientos notables,porque el tiempo en su totalidad nos pertenece. Para, quizás, entender mejor ese sentimiento, podemos citar textos tomados de su tonada Velocidad crucero, hecha en compañia de El principe idiota:

Parece que en ruido nos perdemos algo
Y el agua se acaba
Y la fiebre es muy alta
Y puedo quemarme
El agua se acaba
Y la fiebre es muy alta
Y puedo quemarme (quemarme)
Baila, baila
Uh, uh, uh-uh-uh, uh
Y el agua se acaba
Y la fiebre es muy alta
Y puedo quemarme
Y el agua se acaba
Y la fiebre es muy alta
Y puedo quemarme
Con la tranquilidad de un volcán
Voy a acercarme

Puebla suena, y más en este nuevo álbum, a indie folk poético, que sostiene sus grabaciones con emocionantes juegos vocales y detalles instrumentales que tienen sus momentos orquestales. La Sed es un compilado bonito (en el mejor sentido de la palabra), construido y elaborado con corazón, honestidad y, quisiera adivinar, con ganas de reunir a los propios alrededor de ellos. Eso si, es posible que ese conjunto de personas pronto crezca a miles (ojalá) alrededor de este planeta. Hay que aceptar la preciosidad como hecho cotidiano. 

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