Por José Gandour @zonagirante

Quizás una de las mejores lecciones que hemos asimilado en los últimos tiempos, al contrario de lo que afirmaban algunos de nuestros antepasados, no es inmóvil, es que la música folclórica no es una estatua intocable. El folclor, en su sonido, sigue vivo y se puede alimentar de presente, de lo que experimentamos en tiempos contemporáneos. Y los sonidos tradicionales no se pueden quedar empolvándose en los estantes históricos como piezas de museo, hay que darle movimiento a esas joyas. No son propiedad exclusiva de viejas generaciones y para que se expanda la sabiduria que contienen en su formación, los nuevos músicos, los que se integran todos los días al círculo artístico de nuestro continente, pueden acudir a esta amplia colección resonante para participar de su constante transformación. De esa interesante experimentación pueden salir grandes discos y, la verdad, es que podemos decir que en el catálogo de producciones destacadas de este año, podemos incluir ésta, Guajirando, del dúo venezolano Mito y Comadre.

Como ellos mismos (Guillermo Lares, a cargo de los controles y percusiones electrónicas, y la cantante Shanna Hernández) lo explican en su comunicado de prensa, lo suyo es el mestizaje entre los ritmos locales, tales como el quitiplás, el malembe, la quichimba, el macizón y el calipso ( y los instrumentos con los que originalmente se interpretan), y el espíritu synth pop de toda la vida, cuyo resultado, exhibido en todas las plataformas musicales digitales, es un compilado de nueve canciones, en el que proponen el baile contínuo, oscilación placentera sin necesidad de la euforia exagerada de las pistas discotequeras. Si acudimos a la imaginación, podríamos imaginar unos curiosos intrusos que con sus aparatos electrónicos entran en un bar localizado en cualquier pueblo histórico apartado de Caracas, uniéndose felizmente a lo que interpretan los músicos de la región.

Este es un trabajo de fina costura, hecho bajo la producción de Christian Castagno (Bomba Estéreo, Systema Solar, Iggy Pop, Arcade Fire), publicado por el sello norteamericano ZZK Records. Para destacar, en medio de lo precioso que es en su totalidad esta publicación, señalamos como los instantes más brillantes tonadas como Va a ver (una refrescante composición hecha para el disfrute en cualquier playa silvestre de nuestra geografía), Barlovento (una excelente apertura del álbum, elegante corte que combina finos teclados de sonidos funk,  seductora percusión caribeña y la bella voz de Hernández, envuelta en adecuadas reverberaciones), y Guarijando (corte que le da título al disco, quizás el momento más efusivo, el que puede prender cualquier fiesta en las próximas fechas navideñas).

En fin, esto que llaman algunos «electropical» todavía tiene vida, afortunadamente, ya que todavía hay mucho por donde explorar y, a su vez, viene una nueva tanda de músicos latinoamericanos que, con el respeto debido, asumen su papel de hacedores de mixturas con buen gusto y dedicación. Para la muestra, un botón.