Por José Gandour

Imaginen una particular máquina del tiempo.  Una que traslada a los interesados tres décadas atrás, a fiestas, estudios y eventos en Berlín, Londres, Manchester y Bath. Un viaje hecho para redescubrir un sonido que, de manera equivocada, lo hemos envejecido en nuestra memoria y lo concebimos vetusto a estas alturas del tiempo. Un sonido que, al contrario de lo que pueden asegurar algunos expertos y tercos en la materia, todavía tiene mucho qué decir, y más en días donde recobramos la fascinación por la tecnología, el sueño siempre vigente del hombre con facultades de androide, y las ganas de conquistar el mundo con el crujir generoso de los artefactos industriales. 

Seguimos en la máquina, seguimos navengando en el tiempo. Ojo, en el trayecto no hemos perdido las perspectivas del siglo 21. Nadie habla de simple y plana nostalgia por el new wave, la música progresiva y el synthpop. No deja de conducirnos  por una perspectiva contemporánea, ya que se trata de hacer un álbum de 47 minutos de duración que, con sus nueve canciones, comprendan y celebren las  nuevas generaciones, sin renegar de las fuertes influencias provenientes de artistas y bandas como Peter Gabriel, Japan, Gang of Four, The Fixx y King Crimson. Es comprender que vivimos en tiempos donde los trabajos bien hechos y planteados de manera apasionante no necesariamente están suscritos sólo a una época. Este disco llamado Art, noise + speed, hecho por Theremyn 4, proyecto  dirigido por el peruano José Gallo, recupera resonancias referentes de hace cuarenta y cincuenta años y mira hacia el futuro.  Como el mismo Gallo dice «Este disco lo empece a trabajar en el 2020 y he ido dándole forma a los tracks y el concepto del álbum influenciado en parte por musica «nueva» (así entre comillas) porque hay tanto material online que puedes descubrir mundos nuevos en los 70s u 80s».

Esta es una producción sensible y excitante, con momentos de baile contrastados con instantes de reflexión. Nazca cowboy, que incluye la voz de Paul «Bee» Hampshire, cantante de la mítica banda inglesa Getting the Fear, es un intenso inicio, un corte digno para una banda sonora de ciencia ficción tipo Blade Runner o, en contraste, una road movie, quizás una versión contemporánea de Bonnie and Clyde. Otro corte particular es Street Girl Ethos, una pieza instrumental de cinco minutos, que revuelve melancolía con una leve sonrisa en medio de las inesperadas notas agudas. Es una invitación a danzar buscando la euforia lentamente, logrando el éxtasis irremediable al final. Dry Season es un interludio que sabe y huele a desierto cercano al mar, un extraño descanso parado en una duna para observar el camino que falta. Y, moviéndonos al final, llegamos a la versión ralentizada del primer track, Nazca Slow Cowboy, donde parece retumbar el triunfo y reposo de un posible héroe, quien recuerda a la distancia el estusiasmo del inicio del trayecto y comprende la madurez creciente que se ha adquirido a lo largo de los kilómetros.

Una brillante labor de Theremyn 4, que, con esta grabación, completa una decena de discos de larga duración, y confirma la actualidad de su nombre en la escena electrónica latinoamericana. En conclusión, Art, noise + Speed es un registro discográfico de un trip elegante y excitante, valido para ser escuchado atemporalmente.