Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante

Hace doce años nos dejó Luis Alberto Spinetta y la verdad es que nos hace falta. No se trata de caer en el discurso anticuado de que «todo tiempo pasado fue mejor», ni las discusiones tontas de si ya pasó el momento clave de la buena música y todo lo que se hace ahora es decadente, pero es indudable que personajes como Spinetta fomentaban un rumbo respetable, hacían textos memorables y que ahora (igual, como en todas las épocas, donde siempre sobró la mediocridad) hay mucho baboso de palabras limitadas y discursos insulsos que dan vergüenza cuando hablan y,más, cuando cantan. Nos hacen falta párrafos como

«Si quiero me toco el alma
Pues mi carne ya no es nada
He de fusionar mi resto con el despertar
Aunque se pudra mi boca por callar»

A veces se trata de hacer poesía, de no repetir tantas veces «baby te amo», o cosas como dice un popular personaje de lo que llaman ahora «música urbana»,

«Se acostó temprano, mañana hay que estudiar (eh)
Pero llamó a la amiga, diciendo pa’ janguear (eh)
Tiene un culito ahí que le acabó de textear (eh)
Pero en bajita, ella no es de frontear»

Claro, Spinetta es Shakespeare al lado de Bad Bunny y a la mayoría de la gente le aburre Shakespeare (o simplemente prefiere desconocerlo, aunque el bardo siempre habló más de la vida cotidiana que cualquiera de los reyes de reggaeton). Spinetta quizás fue el menos popular de los héroes clásicos del rock de su país, pero la admiración que despierta ha hecho que su fecha de nacimiento sea oficialmente el día del músico argentino. Spinetta sonó a todo lo que podría sonar el rock en su tiempo, dependiendo de sus proyectos musicales. Supo acudir al folk rock en tiempos de Almendra, a momentos de rock progresivo con Invisible, a instantes de heavy rock y blues con Pescado Rabioso, o pizcas interesantes de jazz con Spinetta Jade. Siempre experimentó, sin importar si tenia mejores resultados de ventas con uno u otro estilo. Igual, cada uno de sus álbumes llamó la atención y quedó en la memoria de los aficionados. Logró muchos himnos que han entonado distintas generaciones y que difícilmente se borrarán de la memoria de la audiencia. 

Hemos, a propósito de la fecha, armado un listado de covers de algunos de sus temas más recordados, y en él participan artistas tan destacados como Gustavo Cerati, Catupecu Machu, Fabiana Cantilo y Fito Páez, entre otros. Aquí hay rock, jazz, tango y pop, sumando sesenta y cinco minutos de belleza musical que hacen profundo honor a un ídolo inolvidable.

Para finalizar esta nota, recordamos el poema que Pedro Aznar (también participante de nuestra playlist) que escribió al día siguiente del fallecimiento de «El flaco»:

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que yá no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos de fertil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacio
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriendole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito