Por equipo de Zonagirante.com @zonagirante
Hablemos nuevamente de historia. De cómo las buenas canciones quedan y marcan de forma permanente los hechos y las circunstancias en las que fueron hechas, publicadas y escuchadas por la audiencia del momento y de futuras generaciones. Es normal y, diríamos, fácilmente corriente que un combo de músicos en sus conciertos hagan homenajes y tributos a aquellos colegas que hicieron himnos memorables dignos de ser rememorados durante muchos años. Pero lo que no es habitual (más bien es un acto bastante llamativo) es que 4 legendarias glorias de la escena musical decidan unirse en el Teatro Coliseo de la ciudad de Buenos Aires para cantar sus propias versiones de temas de distintas épocas del rock argentino, incluyendo composiciones de muy reciente creación. Pues si, hace pocos días, León Gieco, Lito Vitale, Hilda Lizarazu y Juan Carlos Baglietto, al lado de An Espil y Manu Sija, sus invitados especiales, decidieron montar en el escenario porteño del barrio Retiro, un espectáculo de casi dos horas interpretando a Arco Iris, Wos, Babasónicos, Divididos, Trueno, Victor Heredia, La Barra de Chocolate, Lito Nebbia, Pescado Rabioso, Eruca Sativa, Manal, Charly García, Los Gatos y Celeste Carballo, sumado a uno que otro clásico de sus propias autorías.
Como dice la misma presentación del proyecto, «Los cuatro artistas comparten una amistad y una conexión inspiradora, y es precisamente esta unión la que nos convoca. Alza la voz es una invocación al verdadero espíritu del rock, a la esencia de un movimiento contracultural que, con su poder transformador, se convirtió en un idioma universal y eterno». Alza la voz es un espectáculo multimedia, que combina la puesta en tarima y la exhibición en pantalla de algunos momentos en estudio, haciendo que el show sea dinámico, divertido y logre contar de manera completa toda la idea y su proceso de elaboración. El resultado es divertido y logra emocionar a la audiencia presente en el teatro no sólo por una cuestión natural de nostalgia. La cosa va más allá, ya que el formato y las versiones presentadas son diferentes y, de cierta manera, atrevidas. Par mil (de Divididos), por ejemplo, añade al sentido folclórico original de la canción una ambientación orquestal que levanta el ánimo desde el primer trompetazo. El loco (de Babasónicos), se convierte en un conmovedor relato de fantasía en la voz de Hilda Lizarazu. Creo (de Eruca Sativa), cantada por An Espil, crece en una versión estilizada, y, a la vez excitante, del chamamé inicial. El remate de dicho evento es la suma de los protagonistas, a punta únicamente de voces, teclado y violín, de Inconsciente Colectivo, con un público eufórico coreando y ovacionando dicho instante. Seguro que Charly lo hubiera festejado igual.
En fin, 105 minutos de festejo de grandes tonadas que no pierden impacto y que la audiencia sigue vociferando. Por ello, para cerrar, tomamos las palabras del director del proyecto, Leonardo Kreimer, cuando dice:
La misión es escuchar si es que aún no hemos escuchado
La misión es ver si es que aún no hemos visto
La misión es alzar la voz para que algo nuestro quede sostenido en el aire
Alzar la voz no es gritar
Alzar la voz no es solamente gritar. La duración es contundencia
Los fantasmas del miedo no son la imperfección de la fantasía
La debilidad no es la imperfección de la lucha
La lluvia no es la imperfección de un día hermoso
Alzar la voz no es gritar
Gritar grita cualquiera
Nosotros alzamos la voz
ALZA LA VOZ