Por José Gandour @zonagirante

Lo he dicho de distintas maneras durante los últimos años, pero lo repetiré una vez más: Perú es, en materia de talento de música contemporánea, una de las escenas más interesantes del continente, pero, en cuanto a su difusión local, una de las más penosamente infradesarrolladas. Y, por favor, no acudamos a  explicaciones que parecen justificar apelativos racistas y aporofóbicos, que no vienen a caso, para explicar el fenómeno. Quizás hay una visión extremadamente limitada que piensa que los que pueden atender el pop, el rock y otras nuevas tendencias musicales en dicho país viven únicamente en los barrios más privilegiados y bohemios de Lima y punto. Si les digo, por ejemplo, que una de las productoras y djs más interesantes del ámbito electronico internacional, Sofía Kourtesis, quien hace al año un montón de fechas en Europa, Asia y Estados Unidos, apenas es conocida por un pequeñísimo círculo especializado en su propio país, estoy seguro que a más de uno de ustedes le asombraría. ¿Han notado que cada vez es más frecuente que algunas de las artistas más llamativas del indie pop de ahí se hayan trasladado a vivir a México, España y otros lugares a construir su carrera, porque lo suyo apenas si encuentra atención en unos pocos cientos en su propio hogar? No les voy a decir que en Colombia, donde resido, las cosas están a nivel de primer mundo, ni mucho menos, pero siendo países cercanos, está claro que aquí, entre ferias, festivales, radios independientes (estatales y universitarias), sitios webs y auditorios donde tocar, hay mayores posibilidades de brillo, evidentemente. Estoy seguro que aquí, jugando de anfitrionas, tendrían más oportunidades nombres como Dafne Castañeda, Lorena Blume, Aura Blum, Naia Valdez, Micaela Salverry, Nuria Saba, Gala Brie, y, por supuesto, La Zorra Zapata.

Nuria «la Zorra» Zapata, mientras realiza una gira por Ecuador, México y Estados Unidos, presenta su nuevo clip El Invento. La canción, producida por ella y Jorge Alayo, y publicada por el sello independiente A Tutiplén Records, confirma el camino felizmente experimental de la artista, haciendo de su música una especie de feliz «trip pop» (nosotros los malditos comentaristas inventando etiquetas para explicar lo que escuchamos), una grabación que tiene como base un loop que resuena todo el tiempo y que contiene un deslumbrante efecto hipnótico que cautiva. Con base en esa impresión sonora se plantea el esquema del clip, que repite y repite el plano, cambiando apenas las acciones que ocurren en el cuadro. El resultado es precioso, ya que cuenta con una exquisita fotografía, una precisa edición y, cómo no decirlo, con el delicioso carisma de Zapata. Este es un trabajo que no sólo habla bien de está música, y de la gente que la rodea (por cierto, Elias Mujica Checa es el director de este audiovisual). También da una pequeña pero efectiva muestra de toda la capacidad de ofrecer desde Perú un panorama artístico que no se puede despreciar, y menos entre los suyos. 

No sé si es una cuestión de total falta de apoyo del sector público, del prácticamente inexistente  apoyo e interés de los medios de comunicación limeños, de los prejuicios tontos de quién debe o no debe escuchar lo que hace esta nueva camada de intérpretes, o de esa famosa división entre la capital y la sierra. Lo digo a la distancia, y quizás de manera tremendamente irresponsable: Peruanos, no desperdicien ese cúmulo de diamantes en bruto que contienen y desconocen, una generación de creadores y creadoras, que, por su propio y desconocido esfuerzo quieren y pueden (y deberían) sonar en cualquier parte del mundo, incluso a pocas cuadras de su casa. 

 

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